¿Sabías que existen hormigas que sobreviven a inundaciones formando balsas con sus cuerpos? Cuando sus hormigueros son arrasados por la lluvia, ciertas especies son capaces de sujetarse las unas a las otras y flotar mientras son llevadas por la corriente. Tomando turnos para afrontar el esfuerzo que requiere mantener a flote a toda la colonia, resisten hasta que el agua las deja en un sitio en donde construir un nuevo hogar.
La naturaleza cuenta con montones de otros ejemplos en donde la cooperación permite que grupos de individuos sobrevivan adaptándose a la adversidad. Tanto en una misma especie como en todo un ecosistema, el trabajo en conjunto abre nuevas posibilidades a los desafíos del ambiente.
Entonces, ¿por qué elegimos cooperar?. Los seres humanos no somos la excepción. A lo largo de miles de años fue necesario organizarse y colaborar para satisfacer necesidades básicas como conseguir alimento, refugio, para protegernos de peligros externos, y más adelante, construir asentamientos. Cooperar fue clave de la supervivencia en aquellos tiempos, y lo sigue siendo cuando las condiciones del entorno son o se vuelven hostiles.
Durante la Revolución Industrial, las condiciones de empleo y calidad de vida de los trabajadores se vieron amenazadas producto de su reemplazo por máquinas. En este complejo escenario, los movimientos cooperativos surgieron como una alternativa de suministro de alimentos y provisiones a precios asequibles para quienes se asociaban.
Actualmente, ante la crisis climática que afecta nuestro planeta, y las consecuencias que esto ha tenido en la economía y en nuestro estilo de vida, el trabajo en conjunto sigue siendo clave para sortear la adversidad. Es común que iniciativas de apoyo entre individuos surjan en periodos como éstos, porque sabemos que nuestras cargas se ven aliviadas, y porque hemos visto que funciona.
Pero no es necesaria una catástrofe o una coyuntura histórica para elegir cooperar. Tan diario como cuidar el barrio entre vecinos, organizar una vaquita para hacer un regalo, comprar al por mayor con la familia, o repartir las tareas del hogar. Mientras tengamos necesidades y objetivos en común, el trabajo colaborativo beneficiará a todos los involucrados.